Nos enseñan a desconfiar del vagabundo, aquel que ha sido
golpeado por la vida.
Nos enseñan a no hablar con desconocidos.
Nos enseñan a mirar con desconfianza las camionetas y carros
polarizados.
Nos enseñan a dudar de la integridad de los dulces y bebidas
que pudieron ser alteradas.
Nos enseñan a mirar a un lado, esquivar a aquellos que
necesitan ayuda o inclusive a ayudarlos con un aire de superioridad y/o
regocijarnos con arrogancia de nuestro “altruismo”.
Nos enseñan a ver como criminales a aquellos que con
desespero han llegado a hurtar.
Nos enseñan a juzgar por las apariencias. Al ver la
vestimenta de las personas asumimos que piden limosna, la gente ya no escucha,
tan sólo con una seña les dicen que no o simplemente les dan dinero sin
escuchar.
Nos enseñan a tener prejuicios.
Nos enseñan a guardar silencio y cuestionar pero solo en la
medida “justa”, sin salirnos de los límites impuestos.
Nos enseñan incluso a vestirnos para no sobresalir y “encajar”.
Pero jamás nos enseñaron a defendernos de aquél camaleón
lleno de mentiras, de los hombres estafadores que usan traje, aquel ser lleno
de ambición y que se aprovechará de cada oportunidad para posicionarse en lo
alto a toda costa y sin importar a quién pisotea en el camino para llevar a cabo su fin.
Lo malo no viste de rojo ni tiene dos cuernos, esta disfrazado
en la vida diaria. Se viste como persona, habla al oído con dulces mentiras. Se
esconde en excusas, prejuicios y conformismo. Lo malo no está en esas personas
que han caído y la vida las ha maltratado. Somos víctimas del medio, nos han
arruinado
En síntesis, estimado lector, si coincides con lo descrito
arriba, olvídate de los prejuicios y de tu conocimiento previo. Libérate de
esas cadenas que te limitan a ser tan
sólo bueno y conviértete en alguien grandioso. Deja de ser un mediocre. Si, un
mediocre que se esconde y excusa en el “así me enseñaron”, “así son las cosas”,
“no tengo tiempo”…
Para ser grandioso tienes que explorar lo desconocido,
hablar y aprender de cada persona. Toda persona en su experiencia tiene
sabiduría que puedes aprender. Alguien grandioso debe sobresalir en cualquier aspecto, su forma de vestir,
hablar, pensar, además ayuda a las personas sin regocijarse, sabe adaptarse a
cada situación sin perderse en la multitud ni dejar su propia identidad atrás.
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